martes, 22 de mayo de 2007

Historia contemporánea de Cádiz


Un maremoto consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755, durante la noche de todos los santos, causó una ola de 15 metros que arrasó las costas de Cádiz provocando la desaparición de la ciudad. En la costa de Huelva también tuvo graves consecuencias, en Ayamonte murieron hasta 1000 personas.
1755 es el año del maremoto cuyas olas casi llegan a sepultar la ciudad. Sin embargo el fenómeno natural se detuvo en una repentina calma, atribuida entonces a un milagro de la Vírgen de la Palma.
Siempre tendemos a ver la paja ajena y a no recordad los sucesos catastróficos de nuestra tierra aquí voy a exponer la información del terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755 que causo un gran tsunami en Cádiz y otras zonas ya que se cumplió el aniversario de este hace 2 días.
El terremoto de Lisboa ocurrido el día de todos los santos del año 1755 tiene la consideración de estar considerado como el mas destructivo de todos los que han existido dentro de nuestra península y nuestra vecina Portugal.
Este terremoto se dejó sentir en casi la totalidad del territorio español y portugués desencadenó un tremendo tsunami que barrió literalmente todo el golfo de Cádiz ocasionando un número elevado de victimas ocasionando la desaparición de otras 500 que nunca mas fueron encontradas. Ese día se registraron varios temblores el primero se inicio a las 9:50h otro a las 10h y el ultimo a las 12 los dos últimos tuvieron su epicentro en el océano Atlántico.
En Lisboa se cifraron 10000 muertes y en Sevilla quedaron destruidas el 7% de las viviendas y dañadas en torno al 88%.Decir que la Giralda se vio muy afectada por el terremoto.En Madrid alcanzo igualmente mucha intensidad y decir que se produjo gran conmoción por la muerte de dos niños de apenas 10 años de edad por la caída de una Cruz del "colegio Imperial" y otra de la fachada del "buen suceso".
Según describe el catalogo nacional de riesgos geológicos los efectos del tsunami se fueron multiplicando por las costas españolas.Siendo mayores cuanto mas alejados del epicentro que lo ocasionó.
En Cádiz después de las 11 horas el mar desplazó piezas de las murallas de Cádiz de 10 toneladas a 40 o 50 yardas de distancia, el mar invadió la población hasta 3 veces con un intervalo de 6 minutos primero y de 15 la última vez. Según algunos autores la ultima ola pudo tener un tamaño en torno a los 35 metros de altura y el mar se retiro de la playa a media legua(más de 2 Kilometros) dejando ver zonas infranqueables y dejando sobre las piedras y la arena toda clase de fauna marina.Decir que el gobernado ordenó el cierre inmediato de las murallas de Cadiz ante la brusca retirada del agua con lo cual se permitió que se salvasen muchas vidas.
Destacar que muchos murieron cuando se disponían a remontar a San Fernando y
las olas fatales les cogieron en un pequeño istmo donde queda a un lado la Costa Atlántica y la Bahía al otro siendo desplazados hacia la bahía y apareciendo los
y cuerpos destrozados por las olas y ahogados en la bahía de Cádiz apareciendo allí incluso carruajes con sus caballos.
En El cabo San Vicente el mar también se retiro media Legua y a continuación el mar subió 30 metros arrasando con todo a su paso, decir que en Potimao 2.5 Km hacia el interior la ría que posee se llevo por delante 12 metros de muralla y destrozo un convento.
Asimismo en otras zonas de la provincia como Conil,Sanlucar de Barrameda, Puerto de Santa Maria y Jerez de la frontera pudo sentirse el terremoto, conil fue la más afectada quedando completamente destruida, en San Fernando hubo 26 muertos.
Como curiosidad decir que las olas remontaron el Guadalquivir hasta llegar a Sevilla,en Gibraltar aún no dejándose sentir con tanta violencia el mar subió 2 metros .
Fuera de España la ola gigante también causo daños se tiene noticia que esta llego con gran intensidad a la costa occidental de Marruecos desde Tánger hasta Agadir donde el mar destrozo las murallas y causo muchos muertos con menor intensidad alcanzó Francia,Gran Bretaña,Irlanda,Belgica y Holanda.
Informes recogidos de Antigua Martinica y Barbados demuestran que la ola incluso cruzó el Atlántico pues subió el nivel del mar 1 metro en estas latitudes.
Como dato importante para predecir este fenómeno decir que 24 horas antes los animales se comportaron de forma completamente anómalas aquí en Cádiz hasta el punto que según algunos informes algunos animales de carga se negaban a cruzar el istmo que separa a Cádiz de San Fernando según se dice de forma popular deslomando a sus amos, y muchos perros mostraron comportamientos muy violentos desde 48 horas antes incluso.Algunos autores afirman incluso que bandadas de estorninos que se encuentran aquí por estas fechas abandonaron la ciudad 3 días antes.
Asimismo 24 horas antes se produjo una alteración importante en los niveles del agua de los pozos y el caudal de algunas fuentes.
El mayor índice de daños(En la península correspondió a algunos pueblos de Huelva, Cadiz y Sevilla.
Se sabe que este no ha sido el único pues en la época romana se produje uno de pequeña intensidad y cuando Cádiz estaba habitada por fenicios según muestran algunos grabados y manuscrito de la época existió uno que debió ser aun mucho mas violento que este y que debió afectar con gran fuerza también a la costa de Huelva y otras poblaciones.
Destacar que hubo una perdida económica estimada de 84000 millones de ptas.
Aquí podéis ver las zonas mas afectadas por el terremoto(no por el tsunami)

Popurrí del Maremoto : Cada rincón de esta tierra tiene un guión teatral...¡Pongan atención...! que La gaditana empieza la función...y vuelven a solcitar del público esas cosas redonditas que se llaman moneditas...y presentan la obra del día: El Maremoto de 1755.
A pesar de hacer una tarde de sol, hermosa...de pronto, por La Caleta subían las olas, un maremoto llegó a Cádiz y La Viña empezó a correr...¡Ay Virgencita! ¡Salva a mi barrio...! gritaba el pueblo lleno de Fe..¡Cuida de este pueblo que aún tiene mucha historia que contar...! Han puesto luces extraordinarias...vuelve a Cádiz el 3X4... tiene que nacer el Noly.. Virgencita te lo ruego...me han dicho que el amarillo es gloria bendita... Manolito Santander que venga al mundo...Mi Virgencita...al escuchar los compases de la falseta de nuestro tango ¡Salva al Coro de La Viña y al Colegio...Te rogamos!...
El agua ya se retira... secamos el barrio La Viña y aquí no ha pasao ná... échala pal mar..que mientras quitamos el agua, aquí se queda la sal, en sus gentes, y jamás se perderá...que ha de ser paraíso mi barrio para tener , aquí en Cádiz, las puertas del cielo...y en donde, todos unidos y con la Virgen ,...ni siquiera el Mar ha vencido a los caleteros... Acaban la función pidiendo a Cai que los deje siempre ser actores, un actor en febrero, que mantenga esa pasión, un poquito de loco y de juglar...
Comentario: Impresionante el trabajo realizado por todos sus componenetes que no paran de actuar durante toda la representación. De su repertorio destacaremos los dos tangos, sobre todo el segundo dedicado a Paco Alba, donde van comentando que la gente de Cádiz solo se acuerda de alguien cuando ésta ya está desaparecida. Y continúan con un nuevo popurrí que dedican al maremoto ocurrido en Cádiz en el siglo XVIII. El público antes de haber terminado su repertorio comenzó a aplaudir...

NTRA. SRA. DE LA PALMA CORONADA - CÁDIZ
La imagen de nuestra señora de la Palma Coronada , se le atribuye el milagro salvar a Cadiz de un maremoto , cuando las aguas entraron inundando la ciudad, un sacerdote empuño el estandarte de la virgen, "iendo asia las aguas que venian por la calle adentro dijo: asta aqui madre mia y no mas", a renglon seguido las aguas se retiraron, todo volvio a la normalidad. Por este motivo la imagen de la Virgen fue coronada el 1 de Noviembre de 1987 en la catedral de Cadiz , y se le impuso la medalla de oro de la ciudad.
Nace la Lotería.-.

La actual Lotería Nacional de billetes nació en España durante la Guerra de la Independencia. D. Ciriaco Gonzalez Carvajal, Ministro del Consejo y Cámara de Indias, pensó en "un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes".
Ante las Cortes Generales y Extraordinarias en Cádiz, presentó un proyecto de Lotería, cuyo precedente era la que existía en nueva España, actual Méjico, desde 1.771 y cuyo establecimiento se debió a Carlos III.
La propuesta tuvo una acogida muy favorable y, en sesión de 23 de noviembre de 1.811 de las Cortes de Cádiz, fue aprobada sin un sólo voto en contra. Esta Lotería, cuya instrucción se publicó el 25 de diciembre de 1.811, fue denominada por el pueblo " Lotería Moderna" para diferenciarla de la Lotería de números o "Lotería Primitiva" instituida en 1.763, por el Ministro de Hacienda de Carlos III, Marqués de Esquilache.
El 4 de marzo de 1.812, quince días antes de que se proclamara la primera Constitución de nuestra historia, se celebró en Cádiz el sorteo de esta nueva modalidad de Lotería, de acuerdo con las normas establecidas en la instrucción, cuyo preámbulo rezaba así:
"INSTRUCCION DE LA LOTERIA NACIONAL DE ESPAÑA QUE HA DE ESTABLECERSE EN CADIZ"
El "desastre" de 1898.-

Cuando Fidel Castro con ocasión de la visita del Papa a Cuba criticó en su discurso de bienvenida el colonialismo español en la isla, muchas personas en España se quedaron perplejas al ver derrumbarse tantos tópicos sobre la labor española en sus colonias americanas. Hace ahora 100 años la guerra con Estados Unidos supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam y otras islas menores. En la Península el Desastre (con mayúsculas), y la venta forzada a Alemania de las islas Marianas, Palaos y Carolinas en 1899, provocó numerosas convulsiones y problemas en los años siguientes, agrupándose muchos intelectuales en la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos. Para Andalucía, y especialmente para Cádiz, fue la puntilla que agravaría su ya delicada economía que padeció también como nadie la independencia de la América Hispana continental a principios del siglo XIX. Muchos fueron los andaluces que allí quedaron para siempre, como mi tío Vicente, el hermano mayor de mi abuelo que según él me contó, murió en la guerra de Cuba.
"Con el cese de hostilidades los gaditanos a través de su puerto, del que en otros tiempos lejanos, ya borrosos en el recuerdo, zarparon galeones con expediciones de conquista, colonización y misionerismo, van a estar contemplando, casi a diario, durante unos dos años, los horrores de la guerra, del desastre y de la retirada colonial.
La consternación general por la derrota se va a ennegrecer todavía más por las noticias de los muertos enterrados en las islas, la llegada de los repatriados con pocos heridos pero muchos de ellos enfermos, los prisioneros que no retornan, las manifestaciones de los repatriados reclamando ayuda. (...)
Muchos fueron los soldados que permanecieron para siempre en las islas al sorprenderles la muerte durante la contienda. Solamente en Cuba recibieron sepultura unos 80.000 que, sumados a los enfermos que fueron repatriados y que muchos de ellos fallecieron en el trayecto o en la metrópoli, concretamente en Cádiz, superaron los 100.000. Sin embargo, la causa del fallecimiento no fue la bala o el mortero, que hubiera sido lo propio en esta guerra colonial. Las principales motivaciones hay que buscarlas en las enfermedades derivadas de un medio inhóspito y poco acogedor para una tropa habituada a climas templados. Por eso, los más contumaces y corrosivos fueron los virus y las epidemias antillano-tropicales como el paludismo, la disentería, la fiebre amarilla, la malaria y el "asma palúdico". Si reducimos aquellas escalofriantes cifras a porcentajes matemáticos, se puede deducir que, por encima del 50%, las fuerzas militares llevadas a Cuba sufrieron baja por motivos de enfermedad derivada del medio geográfico, y tan sólo un 5%, unos 10.800, se debieron a causas bélicas. (...)
Esta breve historia, sobre el noventaiocho en la ciudad de Cádiz, la hemos leído en unos testimonios vivos y directos, encontrados en la biblioteca del Casino Gaditano, que habían sido recogidos puntualmente, día tras día, y caso tras caso, desde la primera semana de Noviembre de 1898, en la que llegaron a Cádiz los primeros repatriados de Cuba, hasta julio de 1899, en cuyo mes la casi totalidad de soldados convalecientes reciben el alta médica regresando a sus hogares. (...)
Las primeras llegadas de soldados desde los lejanos frentes son acogidas con muestras de cariño, siendo recibidos por las primeras autoridades, concretamente por el gobernador militar de la plaza, duque de Nájera, que les da la bienvenida al hogar patrio, a los 2.609 pasajeros que, a bordo del Buenos Aires, pisan la tierra que les vio partir hace algunos años. Son albergados en los cuarteles de Alava y Pavía, en el Castillo de San Sebastián y en las bóvedas de Santa Elena. La estancia en Cádiz es breve, un par de días para un primer respiro después de una dura guerra, extenuante por el clima y llena de frugalidad e indigencia. Tras el rápido descanso son montados en trenes para usos militares que parten hacia distintos lugares de la Península. En cambio los enfermos permanecen en la ciudad, en quellos centros o instituciones benéficas preparados con urgencia para atenderlos. La mayoría de ellos son internados en el Hospital Militar, Hospital de San Juan de Dios y el Cuartel de San Fernando en la playa de la Caleta, habilitado para gran enfermería. También participan en esta ayuda humanitaria el Sanatorio de la Victoria de El Puerto de Santa María, la Cruz Roja en Jerez, El Puerto y Cádiz, y la Fundación González Soto, de Sanlúcar de Barrameda, para soldados heridos."
La Constitución de 1812.-

Cádiz cobra un especial protagonismo nacional en la invasión napoleónica: En 1812 se reúnen las Cortes Nacionales en el templo de San Felipe Neri mientras las tropas francesas tenían sitiada la ciudad. El 19 de Marzo de aquel año se proclama la primera Constitución Española, y Cádiz se convierte en la única ciudad española que resiste al ejército francés, capital del estado liberal español.
Al comenzar la guerra con Francia en 1808 y quedar Cádiz como último reducto peninsular, los vientos de reforma llevan a la jura de los diputados de las Cortes en 1810, y finalmente a la proclamación de la Constitución el día 19 de marzo de 1812, día de San José.
Lo que sigue es el relato que Alcalá Galiano hace de esta proclamación.
"En medio de esto, acabada allá de aprobar en las Cortes la Constitución, se trató de publicarla con toda la pompa posible. Hízose así, eligiendo para la solemnidad el día 19 de marzo, aniversario del primer advenimiento del rey Fernando a su trono. Siendo este día el de la festividad de San José, era también solemnizado por los franceses, dueños de la costa opuesta de Cádiz, como el del príncipe de su imperial familia, que se titulaba Rey de España.
La festividad en Cádiz fue alegre y singular, aunque no de gran lujo, no consintiendo los las circunstancias.
Firmada la Constitución en el dia 18 por todos los diputados, la ceremonia del 19 se reducía al ir al Congreso en cuerpo, acompañado por la Regencia, a asistir a una solemne Tedéum y a publicarsen por la tarde la nueva ley en los lugares más públicos de la ciudad, en varios tablados, con las fórmulas usadas en el acto de las proclamaciones de los reyes
Como la catedral de Cádiz y estuviese en lugar a donde alcanzaban las granadas enemigas, disparadas con frecuencia de cuando en cuando por aquel tiempo, escogióse para la fiesta de iglesia el templo del convento de Carmelitas descalzos, situado en lugar seguro. Era éste el del paseo de Cádiz llamado la Alameda, desde donde registra la vista el mar y la tierra que hace frente a Cádiz en el opuesto costado de su vida, donde estaban asentados los enemigos, al paso que poblaban el puerto las fuerzas navales británicas, numerosas, y algunas españolas. El tiempo, que desde el día anterior estaba amenazando, rompió, a la hora de la solemnidad, en violentísimas ráfagas de viento, acompañadas de recios aguaceros, sin que por esto la numerosa concurrencia que poblaban las calles y el paseo pensara en resguardarse los efectos del huracán y de la lluvia, apenas sentidos entre arrebatos del general entusiasmo y gozo. Era aquél un momento semejante a algunos que he visto y notado en mi vida, en que ceden a un ímpetu simultáneo de alegría y esperanza personas de diversas y aún encontradas opiniones, incluso has hasta las que miraban con poco gusto el objeto de la solemnidad que se estaba celebrando. En aquella hora los contrarios a la constitución la aplaudían, y los que creían en la victoria de los franceses como segura, también celebraban un suceso que, siendo ciertas sus conjeturas, no pasaría de ser una inútil y aún ridícula farsa. Empezó la fiesta, sonaron las campanas, a tronó el estruendo de la artillería de las murallas y navíos; respondió a este último sonido con otro igual en la larga línea de materias francesas, en obsequio a José I. Extremáronse al mismo tiempo en un furor el viento y lluvia, y de todo vino a resultar el más extraño espectáculo imaginable, raro sobre todo por los pasmosos contrastes que presentaba a la mente, tierno, sublime, loco, inexplicable, propio, en suma, para juzgado de muy diversas maneras, según los varios aspectos porque fuese considerado.
Hasta, como sucede siempre las cosas más serias de este mundo, daba lugar a la risa, desplazándose con festivos modos algunas reflexiones graves. Así me acuerdo de un accidente que he juzgado digno, no obstante su pequeñez, de ser referido en obra más seria que la presente, y que voy a copiar en los mismos términos en que lo cuento, en el compendio de la historia de España que últimamente he explicado, obra, en parte, traducida, y de mi composición original original a contar desde el reinado de Carlos IV:
"Estábase (digo allí) cantando el Tedéum cuando el ímpetu del huracán tronchó delante de la iglesia un árbol robusto, y algunos de los circunstantes (entre los cuales estaba yo) no por superstición, sino como en burla, aludieron a que podría ser funesto agüero de la suerte de la ley nueva; vaticinio así podría haber tomado por suyo la superstición más grosera, como la previsión más aguda."
Sólo me resta añadir que acabó en paz la ceremonia, y que la de la tarde fue muy concurrida; aunque algo aplacado el viento, caía la lluvia a torrentes."
El papel político de Cádiz no decae durante el resto del siglo XIX: En 1868 la flota española -en el puerto de Cádiz- se subleva contra la reina Isabel II y esta revolución -iniciada por Prim y Topete y conocida como "La Gloriosa"- origina la primera República , siendo uno de sus presidentes D. Emilio de Castelar. Además en 1873 se proclama el Cantón de Cádiz convirtiéndose en Presidente del Comité de Salud Pública D. Fermín Salvochea.
"Los duros antiguos".-

En junio de 1904, el jueves de corpus, en la almadraba situada al final del barrio de San Jose, unos trabajadores se ocupaban de desenterrar los desperdicios de los atunes capturados. Cuando habian ahondado medio metro en la arena encontraron varios duros un trabajador gallego dio la voz de alarma. Al tiempo el resto de los trabajadores junto con vecinos del barrio se dedicaron a desenterrar en busca del mas monedas
Durante todo el dia fueron muchas personas que encontraron los que llamaron duros y resultaron ser moneda de curso legal de la época del rey Borbón Fernando VI. Monedas que fueron llamadas “de ambos mundos” porque en la cruz figuraban dos esferas terráqueas.
Por las estimaciones se cifran que en la arena de la playa afloraron un total de 15.000 duros. Pero la cantidad exacta de moneadas aparecidas nose supo, ya que los vecinos , temerosos de que se las quitaran el fisco, las escondieron.
Estas monedas se vendieron en la misma playa al precio de 3 pesetas. Corrió la voz por la ciudad y al amanecer del dia siguiente la playa estaba repleta de personas que, provistos de palos y cribas, escarvaban las arenas con entusiasmo.
Se especula que las monedas proceden de antiguos naufragios de los navios “Defiance” de Francia hundidos en 1805 o el botín del buque pirata “Defensor de Pedro”.
Todo esto trajo, al humor gaditano las letrillas de este popular suceso “Los duros antiguos”, convertido en tango, cantada por el coro Los Anticuarios, original de Antonio Rodríguez “el tio de la tiza”:

Aquellos duros antiguos que tanto Cai dieron que hablar
Que se juntaba la gente a la orillita del mar
Es la cosa más graciosa que en mi vida he visto yo
Allí fue medio Cai con espiocha
Y la pobre mi suegra que estaba ya medio chocha
Con las uñas y el pelo la vi escarvar
Todo el día seguido sin descansar
Estaba la playa igual que una feria
Válgame san Cleto lo que es la miseria
Algunos cogieron más de ochenta duros
Pero en cambio otros no vieron ni uno
Mi suegra como ya dije estuvo una semana
Escarvando por la noche, de día y por la mañana
Perdió las uñas y el pelo, aunque ya poco tenia
Y en vez de coger los duros lo que cogio fue una pulmonía
Y en el patio de las malvas esta escarvando desde aquel día
11 de junio de 1917, fue mayúscula la sorpresa de los gaditanos cuando a las doce de la mañana salió a flote un submarino alemán junto al faro de las Puercas, largó la bandera de su país y el numeral U.C.52. Por el código internacional de señales notificó que se encontraba con averias y solicitaba entrar y reparar. Numeroso público se acercó a las murallas a ver a unode los submainos que protagonista de la Primera Guerra Mundial. Los torpederos afectoa a la Escuela Naval militar se acercaron a la nave averiada y lo llevaron a remolque hasta el muelle de Cádiz. Las autoridades militares españolas indicaron al comandante alemán que , conforme con el derecho internacional , fue llevado de inmediato al reparar al Arsenal de la Carraca.
La explosión (agosto de 1947).-

A las diez menos cuarto del dia 18, una enorme explosion sacudio la ciudad entera. En principios se creyo que se trataba de un fenómeno de la naturaleza, que habia descargado sobre Cadiz con enorme violencia.
La ciudad estaba totalmente a oscuras. Todo era un crujir de cristales rotos, ruido de puertas y ventanas que se desploman, muros que se caian, y el clamor de los que habian resultados heridos. El gentio corria despavorido por las calles, muchas personas se atropellaban materialmente buscando auxilio y dando voces. La confusion y el pánico se adueño en esos momentos de la ciudad de Cadiz.
Tan rojo como el cielo se puso pronto el mármol de la entrada del Hospital Mora. Era la sangre de los heridos, que llegaban en camiones, arrastrados por vecinos. Esta vez el cura de la Palma no había podido sacar a la Virgen milagrera para que parase este maremoto de sangre y de terror, de gritos, de carreras, de hijos buscando a su madre y de madres buscando a sus hijos bajos las vigas caídas de San Severiano, en los distinguidos chalés de Bahía Blanca, en los Cuarteles. La Casa Cuna se había hundido con las monjas y los niños dentro, y los acomodados veraneantes de chaquetas blancas y baile en el Hotel Playa fueron igualados por la muerte con los obreros del Dique o con los soldadores de aquellos astilleros que tenían nombre de media del Atlético de Bilbao, Echevarrieta y Larrinaga, que quedaron destruidos.
Oficialmente murieron 152 personas, hubo 5.000 heridos y 2.000 edificios quedaron dañados. Hasta las mismas pesadas puertas de la Catedral , que dobló la onda explosiva como si fueran de caña. Las murallas, las viejas murallas de las Puertas de Tierra y de San Roque, volvieron a salvar a Cádiz otra vez, como cuando los franceses. Las piedras de la muralla hicieron esta vez tirabuzones con la onda explosiva, que quedó De lo que ya no cabe la menor duda es de que Cádiz, Ave Fénix, resurgió, no sin fatiguitas, de aquella noche de la Explosión. El Cádiz extramuros que hoy conocemos es consecuencia directa de la ayuda del Régimen sobre la ciudad castigada. Murieron muchos gaditanos, pero nacieron la Barriada España , Trille, Brunete, Puntales, La Paz. Nacieron Astilleros Españoles, incautados los de Echevarrieta y Larrinaga.

El 18 de agosto de 1947 estalla, a las mismas puertas de la histórica ciudad de Cádiz, un polvorín militar donde se almacenaban unas 1.600 cargas explosivas pertenecientes a la Guerra Civil Española y a la Segunda Guerra Mundial, compuesto por minas antisubmarinas, cabezas de torpedo y, en su mayoría, cargas de profundidad. Salvo 491 de ellas, que por circunstancias no aclaradas, quedaron intactas y no explosionaron, las restantes reventaron prácticamente al unísono, provocando la mayor catástrofe gaditana de la que se conserva memoria después del maremoto de 1755. En ella perecieron 151 personas, resultaron heridos un número sin determinar pero que asciende sin lugar a dudas a más de 5.000 heridos y dejando decenas de mutilados.
Las bombas llegaron a Cádiz en el año 1942 procedentes de Cartagena y fueron estibadas en dos almacenes próximos entre sí en las instalaciones de la Base de Defensas Submarinas de la Armada , sede también del Instituto Hidrográfico de la Marina. Durante el traslado ya se observaba que el estado de las mismas era a todas luces preocupante, pues su aspecto exterior evidenciaba un gran deterioro, con pérdida de materia y exudación. El peligro que suponían era tan palpable que no existía un arsenal lo suficientemente amplio y seguro donde guardarlas.
Como mal menor se decidió su traslado desde el puerto de Cartagena hasta Cádiz, donde debían aguardar a la adecuación de unos terrenos adquiridos en la Sierra de San Cristóbal, que era una zona de cuevas artificiales originadas por prospecciones mineras situada en Jerez de la Frontera. Ese lugar se llamaba o se llamaría "Rancho de la Bola ". Pero durante su permanencia "provisional" en un lugar como Cádiz, que no reunía condiciones para tal fin, y que se prolongó durante cinco años aconteció la tragedia.
A las diez menos cuarto de aquella fatídica noche del 18 de agosto de 1947, una deflagración provocada por unas 300 toneladas de trilita tiñó el cielo de rojo intenso, ensordeció y aterrorizó a la población, destruyó todos los cristales de las casas y asoló zonas densamente pobladas, causando la muerte de un centenar y medio de habitantes, decenas de mutilados y miles de heridos de diversa consideración. Para que nos hagamos una idea del alcance de la catástrofe, la explosión de Cádiz fue equivalente a la de diez mil coches bomba, lo que nos puede ayudar a imaginar los efectos, la impresión que provocó y el alcance de los daños.
La onda expansiva impactó de una forma directa y extremadamente violenta contra los barrios próximos de San Severiano, la Barriada España y Bahía Blanca, destruyendo además por completo los Astilleros de Echevarrieta y Larrinaga y el Hogar del Niño Jesús, donde las Hermanas de la Caridad cuidaban a decenas de niños asilados y expósitos, muchos de ellos huérfanos de padre y madre. Tras ellos, todo Cádiz sucumbió al estruendo.
Por entonces, la población de Cádiz ascendía a unos cien mil habitantes residentes en su mayoría en el casco antiguo de la localidad, separados del extrarradio, donde se originó la explosión, por una muralla ciclópea (en 1947 disponía de un solo vano) que afortunadamente pudo amortiguar el empuje de la onda, evitando así que los daños y las víctimas fueran mayores. El vergonzoso suceso cogió a todos por sorpresa aunque después se alzaron muchas voces, como suele ocurrir, vaticinando de manera tardía lo que acababa de acontecer. El propio alcalde, Francisco Sánchez Cossío, ignoraba la existencia del polvorín ubicado a unos quinientos metros de su Ayuntamiento, lo cual no deja de ser increíble no sólo por su cercanía, sino por cuanto su antecesor en el cargo, Fernando de Abarzuza y Oliva, presidente del consistorio entre 1940 y 1942, sí tenía constancia de la existencia del depósito de minas, habiendo incluso intentado por parte de las autoridades militares que lo trasladasen a otro lugar más apropiado.
En definitiva, la tragedia ocurrió porque determinados factores hicieron que ocurriera. En este documento analizaremos el hecho desde la perspectiva de la Protección Civil para destacar y comentar las actuaciones que se llevaron a cabo durante la intervención y la posterior rehabilitación de la zona devastada.
La explosión
La deflagración de 1.100 cargas de profundidad, minas antisubmarinas y cabezas de torpedo en el Almacén Nº 1 de la Base de Defensas Submarinas de Cádiz produjo un enorme hongo de humo y polvo, seguido de un enrojecimiento del cielo visible desde toda la Bahía de Cádiz, Huelva y algunos pueblos de Sevilla, y cuyo ruido atronador fue oído hasta en la propia capital andaluza. El fogonazo fue tan espectacular que pudo ser contemplado incluso desde el acuartelamiento militar español ubicado en Monte Hacho (Ceuta).
De inmediato se fue la luz en toda la ciudad, enmudecieron las líneas telefónicas y se produjo el corte en el suministro de agua por daños en la tubería general de abastecimiento. Se sumaban por tanto a la desgracia la incomunicación con el exterior, la falta de visibilidad para las labores de socorro, la carencia de agua para apagar los numerosos incendios que devastaban los astilleros y los alrededores de la base militar y la descoordinación de quienes, evidentemente, no estaban preparados para una emergencia de tal envergadura. Todo cuanto acontece después es fruto de la mera improvisación y la intuición ya que en 1947 no existía planificación alguna ante grandes catástrofes en materia de Protección Civil. Por ello se aplicaron procedimientos militares, dirigidos y aplicados por autoridades militares, empleando grupos de acción militar y con una intervención militar plena en todos los ámbitos de la emergencia
Epílogo
Al amanecer del día 19 de agosto de 1947, entre los pocos muros que quedaban en pie en la Casa Cuna se halló una pizarra negra medio descolgada donde el día antes de la tragedia una de las monjitas residentes, durante una de sus clases, había escrito el siguiente texto premonitorio: " Hoy, 18 de agosto. Los progresos de la civilización sólo contribuyen a la invención de armas, que destruyen la Humanidad ".
La Explosión de Cádiz, acaecida el 18 de agosto de 1947, provocó un número de muertos que se cifraron oficialmente en 152. No obstante, esta cantidad nunca vino acompañada de una relación con sus nombres y apellidos, como habría sido lo deseado. Sólo se publicaron en diferentes medios algunos extractos, listas incompletas, relaciones de cadáveres no identificados con sus correspondientes fotos, etc. Así, por ejemplo, la Mutualidad Siderometalúrgica dio a conocer una relación final con los veintisiete productores de los Astilleros de Echevarrieta y Larrinaga que murieron en aquella fatídica noche del 18 de agosto. Por su parte, la Comisión Pro-Damnificados de la catástrofe elaboró otro listado bastante impreciso con las personas que habían sufrido la pérdida de algún familiar. Un año después de la catástrofe, la Diputación Provincial de Cádiz había confeccionado también una relación casi completa de los niños y las religiosas que sucumbieron en el Hogar del Niño Jesús, conocido popularmente como la Casa Cuna ; sólo admitieron su incertidumbre sobre la desaparición de un par de niños de los que no llegaron a aclarar su paradero. De preocuparse un poco más se habrían dado cuenta de que habían sido enterrados con nombre incorrectos. De las sirvientas que atendían a estos niños y de las que perecieron prácticamente todas no dejaron apenas ningún testimonio.
Más "oficialista" fue la relación de fallecidos publicada por la revista "Brisas", auspiciada por el Gobierno Civil. En ésta figuraban los nombres de ciento dos cadáveres identificados y de otros treinta y dos sin identificar, pero sin alcanzar en absoluto el número total de los fallecidos por la explosión. Además, esta relación es tan poco rigurosa que abunda en apellidos y nombres mal redactados o incluso erróneos.
Un extracto bastante reducido de las víctimas se puede contemplar hoy en una placa expuesta en una de las capillas de la Iglesia de San José de Cádiz, muy próxima al lugar donde se produjo la deflagración, donde apenas constan unos cuantos nombres.
Sorprendentemente, el libro de enterramientos del cementerio de Cádiz, que actualmente ya ha sido clausurado y que pronto será demolido, también incluye un buen número de inexactitudes, inexplicables en algunos casos, que han permanecido sin corroboración hasta nuestros días. A pesar de ello, ha supuesto una de las fuentes más importantes de mi investigación.
El Padrón Municipal de Cádiz entre 1946 y 1947 también ha aportado bastantes datos adicionales a este estudio, aunque cuesta creer que ya en esa fecha los funcionarios municipales encargados de estos registros demostraran tan poca falta de disciplina en sus menesteres: apellidos y nombres mal escritos, domicilios dudosos, entradas duplicadas, cambios de domiciliación sin concretar, etc. Algunos errores son tan elocuentes que no pueden justificarse de ninguna manera.
Tenemos que hablar sobre todo de las listas elaboradas por la investigación de la causa militar correspondiente a la Armada , que han sido verdaderamente las que han motivado este trabajo. En 1987, mientras me encontraba destinado cumpliendo el servicio militar en la Capitanía General del Estrecho de San Fernando, conocí al Capitán de Intendencia José Carlos Fernández y Fernández que, además de un meticuloso y disciplinado trabajador, era un hombre instruido e interesado en las letras y la pintura, un intelectual además de marino. Tal vez porque fuera sabía que yo era de Cádiz (él era gallego y de los buenos) o por mi procedencia universitaria o por ambas razones, me entregó, junto a otros papeles de la misma índole, unas listas de personas fallecidas durante la Explosión de Cádiz de 1947 y que eran el resultado de la investigación efectuada por la Armada sobre el suceso. También se hallaba entre esos papeles el Juicio Contradictorio celebrado para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al Capitán de Corbeta Pascual Pery Junquera, héroe indiscutible de la catástrofe gaditana a quien sólo se le correspondió con la entrega de la Gran Cruz al Mérito Naval, al no reconocérsele valor heroico sino valor distinguido. Estas listas de Marina, aunque con algunos datos discutibles o claramente incorrectos, son una fuente bastante fiel y próxima a la realidad, aportando un total de ciento cuarenta y siete nombres.
¿Cómo llegaron a sus manos estos papeles de innegable valor histórico? Perdidos como andaban entre archivos y documentos jurídicos que se van acumulando con el tiempo en estanterías y despachos, sólo cabía esperar que alguien se deshiciera de ellos tarde o temprano o que por el contrario los rescatara del olvido. Gracias al Capitán Fernández ocurrió lo segundo.
Cincuenta años después del suceso, el periodista gaditano José Antonio Hidalgo Viaña publica el libro titulado "Cádiz 1947. La Explosión. ", donde al final ofrece otra lista de fallecidos por primera vez completa, en la que fija un balance de 155 víctimas mortales. Este resultado es fruto de un verdadero trabajo de investigación aunque ofrece cuatro inclusiones, a nuestro parecer, incorrectas.
Tras analizar todos los documentos anteriores y cruzar entre sí sus datos, llego a la conclusión de que en la catástrofe fallecieron 151 personas, es decir, una menos de las que se declararon como cifra oficial de muertos. Esto sin contar la cifra indeterminada de alumbramientos de niños muertos por lesiones traumáticas en los fetos o por partos prematuros que se produjeron en los días siguientes a la explosión. Como homenaje a estas desgraciadas víctimas ofrecemos a continuación, para la memoria colectiva del pueblo de Cádiz principalmente y de sus familiares, la relación completa con sus nombres y apellidos y todos los datos biográficos que hemos sabido reunir.




Los primeros rumores que circularon apuntaban a un fenómeno natural, otros que se hubiera explotado algun barco de guerra y no faltaba quien aseguraba que habian explotado los depositos de carburantes CAMPSA. La desorientación fue absoluta, contribuyendo a ello la falta de luz y comunicaciones.
Poco después se conocio el origen del tremendo fenómeno: la explosion de los depositos de minas situados en la base de defensa submarina, en la barriada de san Severiano.
Al poco de ocurrir llego a la base militar el capitan de corbeta Pascual Perry Junquera quien ayudado por varios marineros de la base y consiguió dominar el fuego producido y evitar que pudiera producirse otra explosion.
Inmediatamente comenzaron las labores de atención a los heridos, en numero aproximado a 5000 mil. Unos fueron llevados a san Fernando y otros a distintos hospitales de la ciudad.
El alcalde Sanchez Cossio, ordeno la colocacion de grifos de agua potable, pues las tuberías habian quedado cortadas, la apertura de las farmacias y los panaderos comenzaran a elaborar pan para que faltase comida para el dia siguiente.
La ayuda comenzo a llegar de los pueblos y ciudades cercanas. Camiones cisternas, ropas, medicinas y alimentos fueron enviados para socorrer a la población que muy lentamente fue recobrando la normalidad. El ayuntamiento de la ciudad remitio un extenso escrito al Jefe del Estado pidiendole auxilio y a reconstrucción de la ciudad.
El balance de la tragedia aclara la magnitud de lo ocurrido: 155 muertos, 5.000 heridos, los mas perjudicados fueron los huerfanos que residian en el Hospicio,el barrio de san Severiano arrasado y ciento de viviendas con multiples daños.

Los sucesos de Casas Viejas (Benalup).-

Al comenzar la II República en España en 1931, el nuevo gobierno puso en marcha una Reforma Agraria para dotar de tierras a los campesinos sin propiedad llamados jornaleros o yunteros, sin embargo, la falta de fondos para indemnizar a los latifundistas hace que la ley aprobada en 1932 sea excesivamente lenta. La inquietud social y la protesta de la izquierda por este retraso fue la causa del alzamiento anarquista que acabó con los sangrientos sucesos de Casas Viejas (Cádiz).
En la mañana del 11 de Enero de 1933, los jornaleros del pueblo cortan las líneas telefónicas y telegráficas y abren zanjas en las carreteras. Concentrados en la plaza destituyen al alcalde de filiación republicano-radical y le exigen que comunique a los guardias civiles que toda resistencia es inútil. El Sargento de la Benemérita responde que "antes moriría defendiendo la República que entregarse". Entonces se produjeron los primeros disparos contra el cuartel que no conseguirían tomarlo. Mientras se producía el ataque los campesinos quemaron el Ayuntamiento y la casa de arbitrios.
Por la tarde llegan los refuerzos enviados desde San Fernando que ocuparon el pueblo y matan a un campesino desarmado e hieren a otros dos, la casi totalidad de los afiliados al sindicato anarquista huyen al campo. Doce guardias de asalto y cuatro guardias civiles al mando del teniente Fernández Artal ocupan el pueblo y comienzan los registros de las casas.
Se detiene entonces a Manuel Quijada Pino reconocido por la guardia civil como uno de los que disparaban por la mañana contra el cuartel, y lo encaminan hacia la choza del Seisdedos . Al tratar de violentar la puerta el guardia de asalto Martín Díaz muere de dos disparos a quemarropa y cae en el interior de la choza. Los guardias, parapetados detrás de una tapia, conminan a los del interior a que salgan con las manos en alto. Nuevos disparos desde la choza y cae herido el guardia Madras. El teniente manda al detenido Quijada para que convenza a Seisdedos y los otros de que no tienen más remedio que rendirse. Se para el tiroteo y hay calma hasta las diez de la noche. A esa hora llegan más guardias de asalto desde Cádiz, traen bombas y una ametralladora. Se suspende el asalto hasta el amanecer.
Al día siguiente, hacia las dos de la madrugada, llegaron nuevos refuerzos al mando del capitán Rojas. Rojas ordenó el ataque con granadas y llega un telegrama terminante del gobernador: "Es orden terminante del ministro de la Gobernación se arrase casa donde se han hecho fuertes los revoltosos". Por orden del capitán se preparan unas piedras envueltas en algodón impregnado de gasolina. Se prende fuego en la choza inmediata a la del Seisdedos y rápidamente el fuego se extiende a la techumbre de paja donde están los rebeldes. Lograron escapar una mujer y un niño, después dos personas que son abatidas por el fuego de la ametralladora, se rescata al guardia herido, que había caído dentro del corral. En la choza mueren seis personas.
Al amanecer los guardias recorren distintas casas con la orden de Rojas de disparar contra el que se resistiera a abrir su puerta, un viejo jornalero fue muerto en el umbral de su casa y doce jóvenes aldeanos son capturados al azar y fusilados aplicándoles la "ley de fugas" pese a que según todos los testimonios, eran inocentes pues no quedaban en el pueblo ningún miembro del sindicato.
En la investigación parlamentaria que se produce para esclarecer los hechos el capitán Rojas declaró:
- "Al bajar yo a la casa del Seisdedos, les dije a estos prisioneros que por culpa de ellos había sucedido, la canallada que habían hecho; y que como la situación era muy grave, porque no sólo era la solución de Casas Viejas sino de toda la provincia, que estaba levantada, si no daba un escarmiento muy fuerte, se exponía a que se declarara la anarquía."
El cura del pueblo, Andrés Vera, dijo sobre Seisdedos a al misma comisión que ...
- "era una persona excelente, de un comportamiento admirable con sus familiares, que jamás se habían metido con nadie, ni con el culto ni con su persona ... "
Varios jornaleros detenidos, Francisco Quijada, Sebastián Pavón Pérez, José González Pérez, José Monroy Romero, Antonio Durán, manifestaron :
- " que son analfabetos, que durante todo el año llevan ocho y diez meses sin trabajo, y que viven casi todos los jornaleros del subsidio de seis reales que reciben del ayuntamiento de Medina (Sidonia). Que en el pueblo hay gente de la CNT y de la UGT. José Monroy, Sebastián Pavón y José González manifiestan haber recibido enormes palizas por un cabo de la guardia civil. Nos exponen sus brazos y pecho, en donde se aprecian equimosis."
Por último, el médico forense certificó ... - " que levantó por orden judicial un cadáver en un callejón a un kilómetro aproximadamente de la casa del Seisdedos, y a poca distancia de ésta había en un montón informe catorce cadáveres, (...) Los catorce cadáveres estaban ensangrentados en la cabeza y por lo que pudo apreciar todos heridos por delante. Tenían balazos cada uno. Después fue reclamado por el juez para que levantase otro cadáver. Este era el de un anciano dentro de su casa. Recuerda que oyó que se llama Barberá: estaba herido en la cabeza y cree también, sin poderlo precisar, que tenía alguna otra herida de arma de fuego. Vio que la familia, desolada, enseñaba a los que le acompañaban unos impactos en la cama y otros en la pared cerca de la cama."
El periódico de la CNT describió así la represión:
"Fue una razzia de mercenarios de la Legión en un aduar rifeño"
Por último y para darse una idea de la miseria de los jornaleros de la época, reproduzco la descripción que hacía del pueblo su alcalde José Suárez al periódico socialista El Pueblo:
- (...) El mayor número de calles está sin empedrar y las aguas residuales de limpiezas han de pasar necesariamente por ellas. En las mismas arrojan los vecinos las basuras, dándole al pueblo un aspecto de muladar, altamente atentatorio contra la salud pública. Se carece de plaza de abastos, basurero y matadero. La matanza se realiza aquí en plena calle, en igual forma que cualquier tribu marroquí, a pesar de que se sacrifican más de cien cerdos diariamente. Existe un sólo médico para todos los habitantes. No existe farmacia. Hay dos escuelas nacionales con capacidad para veinte niños, donde se alojan sesenta, quedando a pesar de esta apretura antihigiénica y perjudicial, numerosos niños sin poder recibir la más elemental instrucción. "
Las consecuencias políticas de aquellos oscuros hechos provocó la dimisión del Presidente del Gobierno Manuel Azaña, el Presidente de la República disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones.
Ya en el siglo XX, Cádiz vive intensamente la guerra civil de 1936 al hallarse, desde el principio, en el lado nacional. En 1947, Cádiz sufre los efectos de la explosión del arsenal de la base de submarinos, quedando destruida gran parte del casco urbano.

Un viaje en el Vaporcito del Puerto

El barco Adriano III, conocido popularmente como El Vaporcito del Puerto,desde hace 45 años realiza el recorrido entre Cádiz y El Puerto de Santa María. Ofrece la posibilidad de conocer la Bahía de Cádiz y de disfrutar de una precioso paseo en este barco, declarado "Bien de Interés Cultural".

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