martes, 22 de mayo de 2007

Gastronomia y carnavales

Aunque ya hay importantes eventos gastronómicos unidos al Carnaval de la provincia de Cádiz, en su pasado no se asoció precisamente con una culinaria festiva tradicional que destacar.
Haciendo un estudio antológico de las letras y a los tipos de las agrupaciones, si nos encontramos con curiosas y simpáticas coplas y figuras que hacen referencia a platos y a la gastronomía gaditana, pero no había importantes recetas exclusivas para los días carnavalescos. Sabemos que en la antigüedad las fechas de Carnaval estaban caracterizadas por un exceso de libertades, antes de que llegara la Cuaresma y la Semana Santa, épocas de ayuno y abstinencia, en las que estaba prohibido el consumo de carnes y los excesos gastronómicos.
En la provincia quedan escasamente un par de recetas recuperadas del pasado carnavalesco, como las Tortillas de Carnaval de Olvera, elaboradas con manteca, azúcar, harina y ajonjolí, cocidas al horno; y los Buñuelos de Carnaval, fritos de masa de harina, huevo, mantequilla, azúcar, levadura, sal y limón.
Aquellos tiempos de dulces típicos para celebrar días festivos, quedaron en el olvido y el pueblo fue ingeniando otras fórmulas de llenar el estómago para celebrarlas. Así nacieron en Cádiz capital allá por la década de los 70 del siglo XX, La Pestiñada, La Erizada y La Ostionada, que dieron lugar a muchas otras más que aun se celebran en distintos barrios y peñas tanto de la capital como de algunos pueblos de la provincia, para anunciar la llegada o durante los días de Carnaval, donde se suceden degustaciones de productos o platos determinados, acompañados de buenos vinos, como excusa para oír la puesta a punto de las coplas, con letra y música de las distintas agrupaciones.

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